martes, 22 de junio de 2010

Sin nombre 22

Arrancame la piel del cuerpo, arrancame del alma todas las palabras que conozco y hazme recitartelas una por una o todas de una vez, arrebatame las noches y llenalas de ti, arrebatame los días y obligarme a buscar nuevos, arrebatamelo todo, como una enfermedad que no sabe de piedad hasta que no me quede nada y en esa nada vivirás.

Prometeo Desencadenado





He aquí un cuento que viene en “Nunca Nada” este habla sobre el hombre y su relación con el medio ambiente un tema vital del que luego nos olvidamos irresponsablemente, también habla sobre los dioses y la soledad, que lo disfruten.

PROMETEO DESENCADENADO

Una solitaria figura avanzaba lentamente sobre los escombros de un gigantesco basurero, arrastrando tras de sí algunas laminas de cartón y bolsas llenas de papeles.
A su alrededor, toneladas de escombros se levantaban y apuntaban hacia una luna ausente, como gigantescos y negros cadáveres de dragones míticos.
La silueta tenia un andar cansado y trabajoso pero al mismo tiempo dejaba ver un porte digno y orgulloso a pesar de estar cubierto de harapos y tener el rostro manchado de hollín. Largos mechones de cabellos rojizos, mugrientos y apelmazados le cubrían casi toda la cara, así como una tupida barba enmarañada; apartaba los enjambres de moscas y alimañas que salían a su paso de entre la basura con una enorme vara de madera nudosa, de vez en cuando lanzaba puntapiés a las ratas que le cerraban el paso para mordisquearle los tenis rotos y agujereados, sus ojos, que habían contemplado al mundo casi en su totalidad recorrían los cúmulos de desperdicio en busca de algo de comer, alguna porción de carne a medio pudrir que hubiera escapado a las ratas y los perros, o con suerte alguna fruta agusanada. Por fin y sin encontrar nada remotamente comestible llegó al lugar que consideraba su hogar, un pequeño escondite formado por tres carcachas abandonadas y apiladas en forma triangular, junto a ellas había una hoguera improvisada dentro de un gran tambo de metal, y un colchón abandonado desde hacia casi seis meses.

Se recostó en el colchón después de echar algunas piezas de cartón al bote en llamas y encendió una vieja pipa de marfil que guardaba entre sus harapos, lanzando largas y perezosas bocanadas de humo en lo que buscaba en sus bolsas un periódico que leer, en realidad no importaba la fecha del periódico simplemente le gustaba leer.

Una voz profunda como la noche cortó el aire frío de la madrugada:
–“De todos los lugares de la tierra tenias que escoger este...”
- ¿Qué haces aquí? Pregunto el hombre a la figura sentada en lo alto de un cúmulo de piedras, era un joven de piel pálida y azulada, vestido con telas azules y negras cubiertas de diseños en plata que representaban la luna en sus diferentes fases, su cabello era negro con largos mechones azulados.
-“Incluso tu tienes que dormir de vez en cuando Prometeo”.
-¿Dormir? Pero ¿qué acaso tengo aún ese derecho? Contestó agresivamente.
-“Todos lo tienen incluso los Dioses y los Titanes, hasta Lucifer sueña de vez en cuando con su paraíso perdido”.
Morfeo bajó deslizándose sobre el viento como un trozo de seda azul y se plantó frente a Prometeo.
-“Prometeo, Prometeo, ¿No será que este castigo se ha vuelto un extraño placer para ti?, ¿Qué Hércules no cumplió con su tarea hace ya cientos de años?, ¿Por qué sigues en este lugar?
Prometeo se sentó en la orilla del colchón arrojando el periódico al bote en llamas, mientras gritaba enfurecido “No tengo a donde ir, no hay mas lugar para mí en el Olimpo ni en ningún otro paraíso, tengo que expiar mi culpa”.
-“¿Y que culpa es esa?” Preguntó Morfeo con aire divertido.
“Haberle dado al hombre el fuego; Esto es parte de mi maldición”. Prometeo se puso de pie y continuó apretando los puños,” Gracias a mí, han destruido la tierra, utilizando el fuego de los dioses, que es el conocimiento, para destruirse a sí mismo y a sus semejantes, he visto llorar a Gaya sobre las ruinas de sus bosques y selvas, he visto a muchos dioses perecer sepultados bajo el peso de las nuevas ideas, enterrados en nombre de la ciencia, he visto el odio que quemó las ciudades del oriente, y sentido el calor del hongo atómico, mi destino esta unido al hombre y a la tierra, estoy encadenado a su sufrimiento, aunque los buitres del remordimiento me arranquen las viseras una y otra vez”.
La voz de Prometeo fue ahogada entre sollozos.
“Y por eso vives en un basurero...” susurró Morfeo.
“Sí, este lugar es mi palacio, todo lo que el hombre ha inventado o creado termina invariablemente en este lugar, sepultado y olvidado, como yo, el hombre continúa inventando cosas que no necesita, así como sigue inventándose necesidades falsas, aquí hay autos, partes de aviones, hornos mágicos de microondas, computadoras, cientos de miles de relojes, armas que desafían incluso a Hefestos, nuevas telas de plástico, teléfonos, radios, latas de refresco, hay incluso maquinas que piensan y hablan.”
“Un pobre sustituto de la conversación real supongo” silbó Morfeo mientras miraba hastiado a su alrededor.
“Como sea este es el destino que he elegido para mí y agradecería que me dejaras en paz”. Replicó Prometeo.

“Tu y yo no somos tan diferentes Prometeo, incluso yo no puedo evitar sentirme responsable de vez en cuando por las acciones de los hombres”.
“¿Tú por que Morfeo? ¿Qué tienen que ver tus sueños con la maldad y la destrucción que he liberado sobre la tierra?”.
Morfeo miró al antiguo titán por unos instantes antes de contestar,” Tienen todo que ver, yo excito su imaginación con sueños de grandeza, yo permito que sus deseos se manifiesten dentro de sus mentes, les permito soñar con terribles maquinas y hazañas legendarias, los inspiro en el amor y en la batalla, pero una gran verdad impide que la culpa se posesione de mi eternidad, y esa verdad es que todos los hombres nacen para cumplir un destino y la labor de nosotros los dioses es simplemente aconsejarlos u orientarlos, el dios cristiano les otorgó libre albedrío y tenemos que respetar sus decisiones ya que un destino diferente obra para nosotros y ellos gracias a nosotros es posible que alcancen una nueva era de maravillas donde el fuego sea un consuelo y una bendición, un mundo donde ya no seré necesario por que la existencia misma estará tejida con sueños”.

Prometeo escuchaba atentamente a pesar del sueño que se iba apoderando de él a causa de la voz hipnótica del señor de las ilusiones, muy lentamente se dejó arrastrar hacia las puertas del Olimpo, la dicha iluminó su alma ya que este era un sueño de esperanza y redención, el opresivo basurero quedó muy atrás de su memoria y se entregó por completo al deleite de las visiones que danzaban frente a él...

A la mañana siguiente las autoridades de la ciudad encontraron el cadáver de un vagabundo carbonizado entre un montón de basura, al parecer la noche anterior había iniciado un fuego para calentarse pero se quedó dormido y las llamas devoraron sus ropas, increíblemente a diferencia de todos los accidentes semejantes y a pesar de la naturaleza de sus heridas el cadáver parecía reflejar una profunda paz, como si la horrible muerte lo hubiera alcanzado en el clímax de un hermoso sueño.

Y entonces por primera vez en siglos Prometeo durmió y soñó con el hombre y sus esperanzas, y por primera vez en mucho tiempo sonrió en algún lugar de la eternidad”.

lunes, 14 de junio de 2010

OJOS DE SAL


OJOS DE SAL

ESTE CUENTO VIENE EN MI PRIMER LIBRO "NUNCA NADA" ES UN POCO VIEJO PERO SIGUE GUSTANDOME BASTANTE HABLA DE DOS DE MIS TEMAS FAVORITOS EL AMOR Y EL MAR. ADEMAS FUE ILUSTRADO MUY BELLAMENTE POR MAYA QUE APARECE MOSTRANDO SU OBRA.

Había una vez una mujer, su mirada era melancólica pero esperanzadora, habitaba en un paraje de arenas blancas y montañas de sal.
Era solitaria entre los hombres e incluso hay quienes podrían decir que su andar era triste cuando recorría las playas desiertas para contemplar el mar y cantar a coro con la espuma.
Bailaba con dicha en los festivales del puerto y su danza era como el canto de la sirenas que se estrella contra las rocas en un canto desesperado pero poseedor de la más sublime belleza, algunos hombres posaban sus ojos sobre ella, pero nadie era capaz de mirar directamente a los suyos, sobre su mirada se escribieron mil canciones, y su sonrisa dio nombre a las tormentas, pero aún entonces su baile era solitario; Pues de entre los navegantes no había nadie capaz de amarla, sus manos de marino demasiado acostumbradas a hacer nudos y dirigir barcos eran toscas y torpes sobre la suave piel habituada a las caricias del viento y la marea. Sus oídos de palabras obscenas y truenos de huracán no sabían entenderla, sus mentes turbias de alcohol y mujeres vulgares de cantina eran demasiado cortas para medir su eternidad.

Ella encontraba consuelo en las cosas simples y sublimes como el coral y los rayos del sol, disfrutaba de la noche y sus misterios, además cuentan que poseía el lenguaje secreto de los delfines.

Una noche después de haber creído en las promesas de amor de un apuesto navegante y haberse visto abandonada sin respuesta al marcharse él en busca de una pasión en lejanas tierras, sentada en un viejo muelle contribuía a la inmensidad del mar con un par de lágrimas secretas destiladas por su corazón roto, escuchó un lejano sollozo, como sí el océano en su infinita paciencia abriera su profundidad para responder el silencioso misterio de su soledad.
Y en efecto, las aguas revelaban una silueta bajo la luz de la luna que avanzaba lentamente hacia ella, el aire se impregnó del agradable aroma de las algas.

¿Quién eres tú?- preguntó la joven limpiándose las lagrimas sobre las mangas de su vestido blanco.
“ Soy el mar y la oscuridad, soy un sueño terrible e incomprensible, soy la furia que devora navíos y la dulce brisa que refresca a los amantes por las noches”.- respondió el joven pálido y sombrío con una voz que era al mismo tiempo el viento y el trueno.
¿A que has venido?.

El dios marino la miró unos momentos en silencio antes de responder, finalmente se sentó a su lado caminando sobre las aguas, y clavó en ella su mirada, la joven pudo reconocer en esos ojos todos los tonos de verde, azul y gris que jamás hubiera contemplado sobre las olas, incluso el cobre rojizo del atardecer destellaba dentro de ellos cuando sus palabras subían de intensidad. –“He venido a contarte un secreto y a salvarte de la soledad que te consume, tú mi dulce niña, naciste del mar como la marea y te elevas sobre los delfines, profunda y misteriosa. Sí, también eres soledad, pero soledad de luna entre estrellas, conoces el lenguaje de las hadas y de ellas provienen tus dones. Eres el canto silencioso del colibrí, tienes la magia de los gatos que juegan con las sombras. Tu sonrisa siempre será una promesa del amanecer y una bendición para los que como yo elegimos el exilio de los hombres. Por esto jamás mortal alguno compartirá tu destino, ya que no eres como ellos, perteneces a una raza antigua y maravillosa que inspiró a todos los poetas, los humanos ávidos de sueños y deseos se empeñan en poseer todo aquello que es inalcanzable, pero al despertar lo olvidan y prefieren entregarse a lo mundano frente a lo maravilloso para no ver dañado su orgullo frente a lo sublime que les muestra su verdadera dimensión, y tú mujer eres un sueño que perdí hace años, perfecta y divina como el recuerdo de un amor perdido pero no para ser apreciada por ojos mortales.”

Lo que dijeron después pertenece solo a sus oídos, pero cuentan algunos pescadores que una mañana de diciembre vieron una pareja tomada de la mano perderse caminando sobre las olas del mar rumbo al horizonte, ella era un ángel, una sirena o una ninfa no lograban ponerse de acuerdo todos la recordaban como alguien familiar pero no podían ubicar su rostro, como durmientes que en vigilia intentan revivir sus sueños, el era un dios oscuro con alas de rayo de luna que a pesar de lo temible de su presencia sonreía mientras charlaba con la diosa y movía las manos animadamente para invocar peces voladores y toda clase de prodigios en nombre.

Desde entonces no se les ha visto jamas, pero todas las niñas del pueblo acuden una vez en su vida al viejo muelle donde alguna vez una doncella confesó sus tristezas al mar, para entregar ofrendas y collares de coral a la diosa del mar para que arrastre hasta el puerto hombres maravillosos para casarse con ellos y tener hijos hermosos. Además el señor de los océanos aplacó su furia sobre los pescadores, ya no eran necesarias las tormentas que invadían los puertos con sal. Por fin había recuperado a su amada.

martes, 8 de junio de 2010

sin nombre uno

Las noches se me han vuelto largas e interminables, se me pegan en la piel
hacièndome imposible dormir, consumo cigarro tras cigarro escribiendo
tu nombre con el humo, soportando el insomnio de aquellos que pasan las
noches sin que nadie los visite en sueños.

martes, 1 de junio de 2010

ECOS




“ECOS”

Nancy, you were my little baby girl,
I knew all your fears,
Such a joy hold you in my arms,
And kiss away your tears.
But now your gone.
- SID VICIOUS

No se cuanto tiempo llevo encerrado aquí, afuera solo hay bruma, afuera nada.
Aquí adentro solo hay lamentos y todo esta impregnado con el sabor de las lagrimas.
¿Estoy muerto? ¿es esto la muerte? No me siento bien, todo es tan confuso aunque de alguna manera nunca había tenido pensamientos tan claros.
Ahora puedo verla sonreír su sonrisa es una media luna teñida en escarlata, ella era mi pequeña, yo conocía todos sus miedos.
¿Es esto sangre?¿Por qué estoy cubierto de su sangre? Deben de ser las drogas, esto no esta pasando, esto no esta pasando, esto nunca paso, ella no puede estar muerta, ella no esta muerta.
La manos tiemblan, las piernas ceden, la lengua de madera, mi lengua de madera.
Escucho ruidos, lamentos entrecortados, alguien llora, uñas contra la pared.
-¿Nancy?¿Estás allí Nancy?¿Bebé?
Se que ella está allí, en algún lado, en algún sitio de esta habitación.
- No te preocupes amor, pronto alguien vendrá, alguien vendrá a ayudarnos.
Si tan solo pudiera encontrar la puerta...
¿Qué hora es? No se cuanto tiempo llevo encerrado aquí, siento mucho dolor, creo que estoy muriendo, creo que ahora ambos estamos muertos, ¿si no estamos muertos dónde estamos?¿Dónde estás? Si no estoy muerto no quiero vivir esta vida.
Ellos vendrán por mi y me llevarán lejos.
¿Por qué nadie viene a ayudarnos?¿Por qué nadie me escucha?
-Te amo ¿Me escuchas Nancy? Te amo ¿Dónde estás?¿Por que no contestas?
Las manos tiemblan, creo que no estoy respirando ¡esperen¡ yo no debería estar aquí.
Los cerdos, alguien debe de haberlos llamado, ellos vendrán por mi.
Alguien esta entrando, la puerta se abre, quizás alguien ha venido a ayudarnos.
¿Escuchas Nancy? Alguien viene, ¡Oh dios¡ alguien viene...

La puerta se abre, las luces se encienden, dos hombres vistiendo overoles grises entran a la habitación, uno de ellos parece nervioso, es el más joven, el otro, un hombre de color de unos 65 años se recarga en la pared y enciende un cigarrillo lucky strike mientras murmura:
- Te lo dije, no hay nadie.
- Pero, te juro que escuche gritos y lamentos, también golpes.
- Claro que si, claro que lo hiciste.
- Es en serio Mike, lo juro.
El hombre de color rodea por el brazo al joven y da una larga calada a su cigarrillo, sonríe mientras lo acompaña afuera de la habitación apaga la luz y vuelve a cerrar la puerta.
- Lo se, te creo.
- ¿En serio?
- Claro, esta es la habitación numero 100 ¿No sabes que sucedió allí?
-No.
-Bien, te contaré: Cuando esto sucedió yo era mucho más joven que tu y llevaba algunos meses trabajando aquí, en el famoso Hotel Chelsea, siempre tuvimos huéspedes extraños, poetas, bohemios, escultores, traficantes de drogas, rameras. pero ningunos tan extraños como ese músico inglés y su novia. Ella murió de mala manera, acuchillada, fue feo, había drogas por todas partes y la sangre cubría la alfombra y las paredes, es extraño, a pesar de que hemos cambiado varias veces la alfombra la mancha sigue apareciendo, no igual de intensa claro, pero si una extraña silueta oscura en el mismo lugar , en fin. A él lo acusaron por el asesinato, pero al poco tiempo lo dejaron libre, yo vi cuando se lo llevaron, no dejaba de llorar, no hacia más que repetir su nombre una y otra vez “Nancy, Nancy”.
murió a los pocos días, lo publicaron en todos los periódicos.
- ¿Y luego? Preguntó el joven mientras se ponía cada vez mas pálido.
- Y luego nada, que los ruidos iniciaron la misma noche que él murió.
Ambos hombres guardaron silencio por un momento pero siguieron caminando intentando con todas sus fuerzas no voltear hacia atrás para no llevarse una ultima visión de la habitación numero 100 con todos los secretos que habitaban dentro de ella e intentando ignorar los extraños ruidos y lamentos que de ella provenían.

-¿Sid? ¿Sid estás aquí?¿Demonios por qué no contestas Sid? Tengo miedo...